Saturday 26 January 2013

Love, sex & instructions for use (part III)

... continúa


Qué es una relación abierta?
Lo más importante aquí es superar la idea de que el valor de una persona se mide dependiendo de si esa persona por si sola es suficientemente "buena" para otra persona. El mundo es infinito, y nosotros también lo somos, ninguna cantidad de vivencias, ningún número de interacciones con los demás debería ser "suficiente" para nadie, de la misma forma que ningún número de interacciones con la persona amada serán nunca suficiente. Poner fronteras a lo que otra persona pueda hacer o sentir como una condición para que pueda recibir mi amor o afecto no creo que construya nada beneficioso para los que me rodean: quiero creer en los demás para saber lo que necesitan, y nunca limitarles. Ciertamente no creo que mi vida vaya a ser más rica gracias a las limitaciones que ponga en los demás. Tenemos que liberarnos para llegar a ser nosotros mismos. Esto no es referente solamente a los amantes o los amigos o las parejas sentimentales, también hace referencia a otros proyectos, necesidades o incluso el deseo de soledad- es desesperante como a muchos de nosotros nuestros parejas a menudo nos piden que nos sacrifiquemos para estar con ellas.


Quiero ser evaluado por lo que soy, por lo que hago de forma natural, no por lo bien que me conformo a las listas de necesidades diseñadas por otra persona. Si alguien puede cubrir algunas de esas necesidades, no se lo negaría a nadie, y no quiero estar celoso cuando los demás tengan cosas diferentes para ofrecer; sólo quiero la oportunidad de ofrecer lo que tengo para dar a aquellos a los que quiero, y recordar que esas cosas no tienen precio y que no son comparables al resto de regalos únicos que los demás puedan tener. Nadie debería tener el peso de aceptar el rol de "único proveedor" de las necesidades de otra persona (necesidades románticas o no); nuestro papel en el mundo no es el de servir a nadie, sino el de encontrar formas de ser nosotros mismos que también beneficien a los demás. Aceptando que el resto del mundo no está "fuera de los limites" de tu compañero, te liberas del trabajo de ser el mundo entero para tu pareja.


El sistema monógamo establece que la gente se niegue a relacionarse con los demás de según qué formas a no ser que se cree una relación romántica. Ya que sólo puedes tener una pareja romántica, tienes que estar seguro de que tu único compañero es una buena inversión (y aquí volvemos al mercado capitalista incluso en nuestras relaciones). Las mujeres buscan a los hombres según su potencial económico, los hombres juzgan a las mujeres dependiendo de si su belleza es lo suficientemente resaltable socialmente para ofrecer el prestigio que él espera teniéndola a su lado, y nadie puede experimentar con compañeros que no cumplan suficientemente estos criterios. De esta forma, igual que en las amistades, pueden haber personas en el mundo con las que puedas pasar maravillosos momentos románticos una o dos veces al mes, pero con las que no tienes suficientes cosas en común como para verlas continuamente y luego casarte, etc. (aunque vemos a menudo parejas mal avenidas haciéndose cada vez más miserables que hubieran sido mucho más felices como compañeros esporádicos). Las relaciones no-monógamas hacen esto último posible sin pagar ningún precio de infelicidad mutua.


He decidido que no quiero volver a tener una jerarquía de valores entre mis amistades y mis relaciones amorosas: ambas cosas son cruciales, irreemplazables en mi vida. Y no sólo eso, también he decidido dejar de clasificar las cosas como "amor" o "amistad" dependiendo de detalles superficiales arbitrarios- los sentimientos que comparto con algunas de mis amistades son tan íntimos y tan bonitos que es ridículo que no les llame amantes sólo porque no nos acostamos juntos. Es absurdo que el sexo sea la línea divisoria entre nuestras relaciones, entre aquellas que tienen preferencia, entre con quién vivimos, con quién dormimos, a quién le hacemos más caso y junto a quién moriremos. En las relaciones abiertas, el sexo no está acotado con tantas implicaciones y restricciones. El amor y el deseo fuera de las líneas del modelo de la monogamia son perseguidos desde cualquier frente en esta sociedad. El sexo no debería ser contenido, y no debería ser simbólico de nada- debería ser simplemente otra forma de ser físicamente afectivos los unos con los otros, de dar placer a los demás, de ser emocionalmente expresivos... tomando las responsabilidades que comporten las relaciones pero sin tener que contentar a la expectación social ni a ningún tabú moral.


Una relación abierta es simplemente eso: es una relación en la que las personas pueden ser abiertas y sinceras las unas con las otras y con ellas mismas, en la que nada necesita ser escondido o reprimido o limitado. Una relación en la cual el mundo entero puede ser explorado sin miedo de transgredir fronteras imaginarias. Cuando exigimos honestidad total en una relación que incluye limites y tabúes, nos estamos preparando para traiciones y mentiras; pretender que una persona sea abierta sin ser receptivo de todas las posibles verdades es estúpido y egoísta. Tenemos que apoyarnos unos a otros en todos los aspectos de nuestros caracteres individuales si queremos que la honestidad sea posible; si no, somos como los cristianos cuando van a confesarse, confesando cosas bajo un imperativo moral, con el látigo de la vergüenza preparado para cualquier impulso de falsear. Tenemos que aprender a abrazar y celebrar cualquier cosa que sea buena para cada uno. Si es bueno para nuestra persona amada, lo será para nosotros también, ¿realmente somos tan egoístas que no nos damos cuenta de esto?


La economía de escasez de amantes que funciona en nuestra sociedad ahora mismo nos hace tener apuro por encontrar a otra persona y atarla a nuestro lado, antes de que nos quedemos solos. La alternativa, que este miedo a la soledad nos impide ver, parece preferible: un mundo sin barreras, en el que cada uno de nosotros formaría parte de una gran familia de amantes y amigos, sin distinciones entre unos y otros, y en el que no existieran formatos estrictos para ninguna relación. La experimentación sería constante para cada persona. Para conseguir un mundo así, tenemos que acostumbrarnos a no limitarnos los unos a los otros, tenemos que dejar de ver el amor como una comodidad limitada.


Los celos, y lo que he aprendido de ellos.
Si, a veces todavía siento celos. He tenido experiencias antes en las que he estado celoso de una manera insana- no sólo de otro hombre, sino de otras cosas hacia las que mis compañeros mostraban interés o amaban o experimentaban. Ser capaz de tratar con estas cosas ha sido muy importante en el desarrollo de mi confianza y de mi forma de ser. Me costó llegar a sentir (no solo entender) que si mis seres queridos aman otras cosas o a otras personas, no significa que yo soy menos. Además, si el o ella realmente me quiere, no es porque yo cumpla una determinada lista de cualidades deseadas por la que haya sido escogido- me ama por razones que son únicas en mi, con las que nadie puede competir, así que no hay nada que temer. El amor no es una comodidad limitada; crece, al igual que la felicidad, al compartirse y al ser repartido.
Una vez me di cuenta que lo que sentía no eran celos, sino miedo a estar en soledad, muchas veces esto sucede, apenas me di cuenta de esto, me fui de viaje, para ponerme a prueba.


Considero a mis celos como a un adversario poderoso, que puede enseñarme mucho sobre mi mismo si me enfrento a él en vez de protegerme de él controlando a los demás. He tenido experiencias en relaciones anteriores donde mis amantes se han limitado para protegerme de mis celos, y ha sido catastrófico para todos. Una de las cosas que me han enseñado mis celos es a reflexionar sobre mi actitud hacia otros hombres. Es interesante para mí notar que nunca me he sentido amenazado por otras mujeres por las que mis parejas se hayan sentido atraídas o con las que hayan tenido relaciones, pero hacia otros hombres siempre me he sentido mal. En nuestra sociedad, los hombres son condicionados para no confiar los unos en los otros, para odiarse los unos a los otros, para intentar "proteger" a las mujeres de otros hombres (lo cual es como proteger una "propiedad" personal), y esto tiene sentido cuando miramos lo mal que muchos hombres se relacionan con las mujeres. Para mi no confiar en los hombres para beneficiar a mi pareja es una paranoia y una estupidez territorial. Si confío en el juicio de mi compañero, debo confiar en que sepa qué y quién son buenos para él/ella, sin dejar que mi mentalidad de "yo-contra-todos" interfiera.


... continuará...

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