Thursday 25 April 2013

La Revolución del Salón


El Poder de los Pequeños Grupos
http://www.cecileandrews.com/

Cecile Andrews es de las que piensan que todo empieza con un cambio personal: “La mayoría de la gente no se involucra en el cambio social de un día para otro. Necesitan ver todo lo que ganan si se involucran y conectan con otras personas. Necesitan entusiasmo e inspiración. Y para eso hace falta pasar por un cambio personal”.

“La mejor forma de garantizar la felicidad y el bienestar es reforzando los lazos sociales”, continúa, “Los lazos sociales son si acaso más importantes ahora. De hecho, una de las respuestas más interesantes a la crisis es la “economía compartida”: la gente está encontrando nuevas formas de colaborar y de ayudarse unos otros. Crear comunidades se ha convertido en algo realmente excitante e inspirador”.

Aunque no basta con conectar virtualmente a través de las redes sociales. Cecile Andrews es una incondicional el arte de la conversación y de la interacción cara a cara, y de eso va precisamente su último libro, Living Room Revolution...



“Desde los salones de la Revolución Francesa a los grupos de conciencia en el movimiento para la liberación femenina, todo ha empezado gestándose en pequeños grupos de personas reunidas en un salón o en un espacio reducido similar. Es en los pequeños grupos donde podemos realmente conectar y sentir que somos escuchados. Ahí es donde empiezan verdaderamente a gestarse las ideas y la interacción”.

“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos puedan cambiar el mundo. De hecho, es los único que lo ha logrado jamás”. Cecile Andrews suscribe por completo la famosa cita de la antropóloga Margaret Mead y la eleva a una nueva dimensión.

“Hablar es ya una manera de pasar a la acción”, sostiene la autora, “Hablar es algo esencial en una democracia y un arte que estamos perdiendo. La mayoría de la gente tiene miedo a hablar en público. Por eso necesitamos darles voz en pequeños grupos, en “círculos” que brinden el apoyo que necesitamos para dar un paso más”.
El movimiento Occupy, según Cecile, ha sido capaz de trasladar esa atmósfera a los parques y a las calles, y de invitar de paso a los transeúntes anónimos a hablar en público y a subirse al carro de la “revolución”. En su opinión, el movimiento de Transición también ha recuperado esa empatía y ese poder de la comunidad que surge en los pequeños grupos como puente necesario entre el cambio personal y el cambio social.

"Irónicamente, la crisis económica está obligando a mucha gente a cambiar", asegura, mientras disfruta de un té en The Green Bean, la cafetería local que ocupó el espacio dejado por un McDonald's en Seattle. "Conforme la economía hace aguas, la gente se ve obligada a salir de la rueda de consumismo y a conectar con otra gente. Sólo así, creando comunidades conectadas, es como podemos aspirar a eso que llamamos felicidad".

Andrews vuelve una y otra vez a la raíz de la simplicidad y nos invita a releer a Thoreau, representante de la “otra América”: "La mayoría de la gente está muy confundida sobre la felicidad. Creen firmemente que si eres rico, automáticamente eres feliz. La gente cae en la trampa de la competitividad y la independencia, hasta acabar terriblemente solos y endeudados. Me rebelo contra ese principio: creo sinceramente que los seres humanos no somos egoístas por naturaleza".

La autora, que organiza tertulias sobre 'La Felicidad y la Nueva Simplicidad', nos invita a ampliar aún más el concepto siguiendo la ruta trazada por Richard Wilkinson y Kate Pickett en Desigualdad: un análisis de la (in)felicidad colectiva.

"¡Demasiado dinero puede hacernos menos felices!”, nos advierte. “La desigualdad económica ha dinamitado la cohesión social. El concepto de riqueza material ha servido para romper las conexiones y crear una cultura de 'somos lo que poseemos', en vez de fomentar una cultura basada en el bien común. Necesitamos darnos cuenta de que nuestro bienestar personal está totalmente conectado al bienestar de los otros”.

“La felicidad consiste en trabajar con otros por el cambio social”, concluye la sociable, combativa y divertida autora de Living Room Revolution. “En esta lucha tiene que necesariamente haber algo de hedonismo, si no nadie se apuntaría. Mi meta ha sido siempre crear pequeños grupos donde la gente pueda hablar, reír y pasar a la acción”.

Extraido de http://www.elcorreodelsol.com/articulo/el-poder-de-los-pequenos-grupos